Finalmente ha terminado la LSWC, y debo decir que estoy muy sorprendido.
Muy sorprendido porque ha sido lo que debería ser: un encuentro de la patronal del software libre, donde hemos podido reunirnos los empresarios a hacer alianzas para atacar nuevos mercados.
Estoy muy contento tanto en los contenidos, como en las alianzas a las que he llegado para atacar nuevos mercados. Ha sido tremendamente útil y provechosa.
Solo he echado en falta que arrancáramos el evento con una actividad tipo “speed networking” al que nos pudiéramos haber apuntado los participantes. Hay muchos jugadores con los que podría haber contactado para tantear posibles acuerdos, y no he podido hacerlo por falta de un esquema estructurado para ello.
Como conclusión, las empresas de software libre han demostrado que saben volar de forma independiente, y que son capaces de operar como cualquier patronal empresarial sin influencias de la política. Empresas maduras capaces de organizarse y plantear soluciones de cara al sector privado. Finalmente, en lugar de repartir camisetas y tacitas entre alumnos de instituto, tenemos un formato para plantear sinergias útiles (casi todos en este sector somos demasiado chicos, casi todos hacemos cosas distintas, y casi todos podemos colaborar para hacer acciones conjuntas)