El lunes día 10 a las 16:00 impartiré un taller de Go/Weiqi. El Weiqi (围棋) -como lo llaman los chinos-, go (囲碁) -como lo llaman los japoneses- o o como dicen los coreanos, Baduk (creo que se escribe así: 바둑).
Es un juego muy interesante. Muy simple -tres sencillas reglas-, y muy antiguo -ya tenía más de medio milenio, según Confucio (551-497 a.C.) , cuando escribió sobre él-. En China desde hace al menos tres milenios se considera una de las artes clásicas su estudio, y fue de interés de estrategas militares y gobernantes en Asia durante todo este tiempo.
En España es muy poco conocido, aunque cuenta con casi cien millones de jugadores habituales en el mundo.
Para los informáticos, es un juego especialmente apasionante. Frente a las damas -computacionalmente resueltas ya- y al ajedrez -en el que con una buena biblioteca de aperturas, intercambio de piezas para podar el árbol de juego terminada la apertura, y una buena biblioteca de cierres cualquier programa razonable puede vencer a la mayor parte de los jugadores amateurs-, hoy en día es un reto para la Informática como ciencia hacer un programa que juegue al go razonablemente bien. La complejidad computacional del árbol de juego es de 1010360; frente a una complejidad del árbol de juego de 101064 del ajedrez, o 101081 del Shogi. Por si fuera poco, el juego es exponencial en tiempo -como el ajedrez-; pero, a diferencia del ajedrez, también lo es en espacio. Hace bastantes años un millonario coreano ofreció un premio de un millón de dólares al que hiciera un programa en go lo suficientemente hábil como para vencer a un aficionado de fuerza mediana. El premio aún no se ha concedido, y no por falta de esfuerzos.
Por ello, el go hoy en día se considera a la inteligencia artificial lo que la mosca de la fruta a la genética: una herramienta para probar nuevas tecnologías en laboratorio; como puedan ser reconocimiento de patrones, decisión, recorrido de árboles de búsqueda…
Espero haber despertado vuestro interés. Por si aún no lo he hecho, también repartiré -hasta acabar con existencias- un libro de introducción al go, cortesía de la Asociación Andaluza de Go.
Ya he hecho finalmente pública la última lista de notas que faltaba por publicar. Los resultados han sido excelentes, tanto en Fundamentos de los Computadores, como en Programación Lógica. Esta entrada es para mis ex-alumnos que han aprobado este año; para el resto de los lectores habituales de este blog probablemente os sea de poca utilidad.
En Fundamentos de los Computadores, la respuesta al nuevo tipo de examen ha sido muy buena: este año el examen práctico ha tenido un 50% de la puntuación en un problema real, con la complejidad que puede tener un problema del mundo empresarial. Os habéis pringado, habéis hecho prácticas, habéis estudiado, y los resultados han llegado: dos matrículas de honor, y tres de cada cuatro presentados aprobados. Algunos estabais acojonados con un examen con problemas reales de los que salen en las empresas. ¿A que no es tan complicado cuando se lleva la asignatura preparada? };-) Frente a la carnicería del año anterior, este año con un temario mucho más complejo y exámenes mucho más duros, habéis sacado unas notas muy buenas. Felicidades.
En programación lógica también los resultados han sido muy buenos. De la treintena de exámenes corregidos, estaban suspensos menos de media docena. Estoy contento de los resultados, y espero que vosotros también lo estéis. Los que habéis suspendido, poneros las pilas: septiembre está más cerca de lo que parece. En esta asignatura, lo que siento es que entre funcional y lógica nos tenemos que repartir 6 escasos créditos; por lo que apenas he podido daros pinceladas de lo que realmente podíais haber aprendido si hubiera mas tiempo. Me encantaría disponer del tiempo que tengo en Fundamentos de los Computadores, y poder enseñaros y poneros problemas al nivel que os serán útiles si trabajáis de ingenieros en lugar de terminar en una cárnica picando código barato en Java. Desgraciadamente, este paso lo tendréis que dar solos. Os aconsejo que profundicéis. Que el hecho de que esto no aparezca en las ofertas de empleo de las cárnicas no significa que no valga ni sea importante. Yo he ganado dinero con estos conocimientos, y vosotros puede que los necesitéis.
Finalmente, voy a poner un par de vídeos interesantes, a modo de consejo final a todos los alumnos que habéis pasado por clase, a muchos de los cuales no volveré a ver en el futuro.
El primero es un discurso excepcional de formatura impartido por Steve Jobs a los formados en Stanford en la promoción del 2005. Un discurso brillante, en el que comunica muchas verdades profundas, de las que lleva una vida aprender:
El segundo vídeo es de una música de Baz Luhrmann, cuya locución es -cambiando fechas- una columna de Mary Theresa Schmich publicada en el Chicago Tribune. Se ha convertido en todo un clásico, y seguro que lo conocereis.
Los dos vídeos a mi me ponen la piel de gallina. Espero que os sean útiles. Y mucha suerte en lo que emprendáis, sabéis que me tenéis para lo que necesitéis.
A veces una revolución es tomar la Bastilla. Es rápido, y todo el mundo se entera.
Pero a veces no.
Los últimos años están siendo alucinantes. Los historiadores probablemente pondrán el final de la edad contemporánea en el 11 de Septiembre del 2001, porque les mola emplear hechos luctuosos para estas cosas. Pero no nos engañemos. No es lo más importante que está pasando.
Los últimos años han sido un cambio radical en muchos axiomas en los que se basaban la cultura y la sociedad hasta ahora. El poder del estado, el poder de la prensa, el poder de la empresa. El poder de uno que, por su situación, da algo a muchos. Esto es lo que se está atacando ahora.
Se acerca una nueva sociedad. Los pasos son lentos. Algunos hacia adelante, otros hacia atrás. Partidos políticos, sindicatos, empresas, industrias completas están desorientadas. Alienar a los individuos cada vez es más difícil. Algunos se están enterando. Otros no.
Centrémonos en la música. Hablo con gente de faja etaria distinta a la mía con mucha frecuencia. Es una forma de vampirismo: aprendo mucho, y me permite mantenerme cercano a la realidad. Y veo como piensan. Y veo como se relacionan con la cultura. Y la relación que tienen con la cultura no es la que tenemos los de mi generación. No soy tan viejo -trentaipocos, frente a los ventipocos de mis alumnos-, pero me doy cuenta de que, aún hablando el mismo idioma, hay diferencias impresionantes en la forma de percibir el mundo. Para ellos, ser creadores de cultura, compartir, comunicarse, es natural. Yotube está abierto con mucha frecuencia en la red wireless de mi universidad; y no precisamente para ver contenido generado por los generadores tradicionales de cultura.
La cultura fue un servicio durante mucho tiempo. En algún momento del siglo XX, se convirtió temporalmente en un producto. Para el artista era difícil llegar a su público, y para el público era difícil llegar al artista. Eso dio poder al intermediario. El poder económico de la escasez. El mismo poder que hace que la fruta que tan mal se paga a los agricultores, tan cara se cobre a los ciudadanos en los puntos de venta.
Pero las barreras del intermediario se han roto. Los jóvenes saben como alcanzar a los artistas sin pasar por los intermediarios. Según los jóvenes adquieran poder adquisitivo, los artistas que saben alcanzar a su público sin intermediarios comenzarán a prosperar. Y el intermediario clama, grita, exigiendo que se mantengan sus privilegios en nombre de los derechos de los artistas.
La respuesta a su grito por el poder es el canon.
Muchos artistas son de mi generación; no fueron educados en esta mecánica de trabajo. Algunos se adaptan; otros sufren la disonancia cognitiva del que creía una cosa de la industria discográfica y se encuentra conque es otra cosa distinta, intentando mantener sus creencias. Desengañaos: para la industria discográfica sois objetos que se venden.
Podría hablar de MC Lars; pero dudo que muchos “estandartes de la cultura» entiendan sus letras, porque están en inglés -por cierto, su canción «Singing Emo» es demoledora-. Podríamos hablar de MC Frontalot; pero lo tacharían de friki: estamos en un país donde los “cultos» se reconocen analfabetos tecnológicos, y se enorgullecen de ello Para ellos, la tecnología no es cultura. Así nos va -por cierto, el vídeo de It is pitch dark hará las delicias de mis alumnos-. Podríamos hablar de Lobão, y sus discos «A Vida é Doce» (1999) y «2001: Uma Odisséia no Universo Paralelo» (2001). Éxitos de ventas, fuera de toda discográfica. Pero vale, Brasil es Brasil. Hablaremos de españoles.
Yamal es -en mi opinión de no especialista-, el mejor compositor y cantante de Hip-hop español. Con diferencia. Su primer disco, «Y el cielo por encontrar», es una joya: letras directas y muy honestas, de una escritura impecable, y con un flujo que solo él consigue dar. Para poder disfrutarlo, recomiendo encontrar una pausa de una hora sin interrupciones, y escucharlo con atención. Es una experiencia. No es un disco con canciones: es una experiencia continua.
No se si el disco se vendió mucho o no: pero es cierto que la promoción fue pésima. Personalmente, yo me enteré muy tarde de su existencia -y fuera de los canales «habituales»-; y hoy en día es una joya difícil de encontrar -pero lo recomiendo encarecidamente, sigue siendo el mejor disco de Yamal, y en mi opinión el mejor disco de Hip-Hop editado en Español-. El hecho es que Yamal mantuvo seis años de silencio después de la edición de este disco, con una nota de prensa con párrafos como este:
Tras el éxito de ventas de su primer disco “Y el cielo por encontrar» (BOA, 2001), Yamal comprendió que la industria discográfica no valora lo suficiente el trabajo de los artistas. Ante la política de encarecer los discos sin que los autores perciban más ganancias, Yamal decidió desvincularse de la industria para embarcarse en proyectos personales. Después de madurar durante 6 años un nuevo estilo, desafía a las discográficas publicando gratuitamente su esperando regreso. Para Yamal, la piratería musical no es un problema sino un cambio en el modelo de negocio y, por encima de todo, “un derecho de los consumidores a acceder a la cultura».
Yamal, lo siento. Los músicos no ganan dinero con ventas, aunque lo hayas descubierto tarde. Eso es dinero para el intermediario. No ganan dinero con el Canon: ese dinero es para los de siempre. Los creadores, los artistas, el dinero se lo sacan a los conciertos. Ahí está el dinero. Y para la industria discográfica sois objetos que se venden.
Y Yamal ha sacado un nuevo disco, que podemos descargar libremente de aquí. No es el Yamal del primer disco, fresco y optimista: es un Yamal oscuro y desengañado. Pero es un Yamal honesto. El disco es bueno; pero no tiene la lírica del primero. Quizás, a un oyente ajeno al hip-hop, le guste más el primero por ser «Cenizas» algo más espeso. Pero tiene la calidad de Yamal. Su flujo, sus frases, y su honestidad en las letras. Recomiendo que lo escuchéis. Y que localicéis el primero.
Mucha suerte en tu nueva andadura, Yamal -y espero que recuperes tu frescura anterior-. Si hay algún concierto por mi zona, me apunto. :-)
Suerte ti y a todos los músicos independientes, que creáis arte todos los días. (Si, a tí también te menciono, Antonio, a pesar de tus pésimos gustos televisivos. No me reclames. Hasta un poco de publicidad: podéis descargaros las maquetas de Antonio aquí)
Nota a los lectores habituales de este blog: vamos a reirnos un rato. Aquí tenéis “Singing Emo».
Falta “It is pitch dark». Hay que tener algo de conocimiento de “cultura popular informática�? para entender las bromas visuales y la letra. Desde la lámpara hasta el último detalle tiene su sentido. Dicho de otra forma: los que no sean de la “secta» se van a quedar a cuadros, los que sean van a llorar de tanto reír.
No quiero convertir este blog en un blog anti-telefónica. Pero Telefónica no se deja. La última: no sólamente que una conexión por satélite bidireccional «premium profesional» no funcione adecuadamente, sino que además se niegan a solucionarlo porque he cometido un crimen… usar Linux.
La historia comienza con una soleada mañana levantándome, y poniéndome a trabajar. La conexión a Internet, no funciona -intento acceder por ssh al servidor, y no puedo conectarme-. Hago las pruebas de acceso, y me da una respuesta como esta:
Para los que aún no lo saben, he pasado un infierno con la conexión a Internet, gracias a la empresa que tiene el monopolio en mi área: Telefónica. Finalmente la única solución ha sido desembolsar más de 3000 euros de golpe -sé lo de que se puede hacer un leasing, pero alguien me «perdió los papeles» y aunque firmé un leasing, me llegó una factura de 3799,89 euros, con fecha de pago en menos de un mes, con una bonita colección de amenazas si no la pagaba; pero todo estándar, nada personal-. En fin: pago -que remedio; me hago a la idea que este pago es como el «servicio de lavandería» de Chicago-, e intento seguir adelante. Contrato una conexión premium profesional de satélite bidireccional con Telefónica, que se supone que es fiable y que no se corta. Se supone que da 2Mb, y cuesta una pasta al mes, más el bonito desembolso del principio. El montaje bien, gracias. Vamos, pues, a disfrutarlo.
Volviendo a la historia, me levanto, y no funciona. Cargado de infinitas dosis de buena fe y resignación -más de lo segundo que de lo primero-, llamo al 900101010. Consigo hablar con un humano -lo que tiene un trabajo de narices-. Le digo que tengo un satélite bidireccional con Telefónica, opción «premium profesional», con su «ADSL e-oficina empresa» -de contratación obligatoria- y su paquete de «mantenimiento básico»-. Ella me dice que los ventimuypocos kbits por segundo están cercanos al 1% del caudal contratado en una premium profesional de satélite bidireccional de Telefónica -eso ya lo sabía-, y que llame al 902357000 -que precisamente era lo que me temía-.
Este número, para los que no conozcan Telefónica -algunos lectores de este blog viven en el primer mundo-, es un teléfono al que llamas; y, por 6 céntimos minuto, te tienen al teléfono diciéndote que te esperes durante quince minutos, para después entretenerte otros 15 con obviedades. Los 6 céntimos por minuto, los cobra Telefónica. No, no es una broma.
Bueno, pues después de un euro de paciente espera, y otro euro de preguntas chorras por una tal señorita Celia -las mismas preguntas para el satélite bidireccional que para un ADSL; incluso preguntando por las «lucecitas verdes» cuando el router tiene las luces azules-, llega la pregunta clave: ¿Tiene usted sistema operativo XP? En uno de mis lapsus de buena fe e inocencia expongo que no, que no hay ningún XP en mi casa, que tengo máquinas Linux y MacOS. A lo que me responde diciendo: «Lo siento. No soportamos dichos sistemas operativos». Le comienzo a decir: «Disculpe, pero cuando contraté la conexión a satélite me aseguraron que no habría problema con dichos…» después del «con dichos», me doy cuenta que estoy hablando solo, y que en algún momento de la frase, me han colgado en la cara.
Vuelta a llamar al 900101010 «Respuesta empresarios», y después de varios intentos, consigo hablar con un operador humano, una chica a la que le digo que quiero hacer una reclamación por el satélite bidireccional que no funciona y por el mal trato del soporte. La respuesta es: «Usted lo que tiene es una línea de 19 euros» y me cuelga en la cara. No se toma la molestia de comprobar que el teléfono llamante no es el teléfono del satélite bidireccional -un teléfono que te obligan a contratar, pero que no puedes usar-. «Respuesta empresarios», para Telefónica, es colgar en cuanto escuchan la palabra reclamación.
Se que se me queda cara de gilipollas. Vale que estoy es la más completa y absoluta indefensión. Llevan seis meses demostrándome hasta qué punto el cliente es un ser al que se aliena y se le cobra. Pero no es necesario restregármelo por la cara. Al menos, que me anoten la reclamación y se limpien el culo con ella, como han venido haciendo el último semestre con todas las reclamaciones por todas las putadas que me han hecho. Si alguien sabe como teletrasportar mi casa a un lugar civilizado, por favor que me lo comunique. Desgraciadamente, el mercado inmobiliario ya está diseñado para evitar que votemos con los pies. Pero eso lo dejaré para otro post.
Lo triste es que no es solo a mí: cualquier reunión de innovadores tecnológicos se convierte en una reunión de autoayuda de «emprendedores anónimos» en cuanto tocamos determinados temas. No es un tema personal: Telefónica es como las almorranas, la gente la sufre en silencio. Cuando salimos de las grandes ciudades, muchos se resignan en silencio, y otros menos protestamos. Y a los que protestamos, se nos ignora. Pero este problema es como el elefante en la sala del anuncio inglés: ignorarlo no lo hará desaparecer.
Os deseo un año con conectividad decente; y que vuestro operador de telecomunicaciones de turno no os incomunique respecto a vuestros clientes. Y que el SAT de vuestro operador no reniegue de solucionaros problemas por no pagar el «impuesto Microsoft».
Actualización: Ya funciona «correctamente», es decir, da un 9% del ancho de banda contratado. Gracias a todos los que habeis manifestado vuestro apoyo en comentarios al blog, por teléfono o por correo electrónico.